Sorigué demuestra la eficiencia del fango de potabilizadora como materia prima para la producción de cemento y cerámica

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Sorigué demuestra la eficiencia del fango de potabilizadora como materia prima para la producción de cemento y cerámica

20 Julio 2022

Sorigué ha investigado las propiedades de los lodos generados en las Estaciones de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) y ha comprobado su eficiencia en la industria cementera y cerámica.

En la búsqueda de soluciones sostenibles para la gestión de residuos, Sorigué ha demostrado, en el marco del proyecto Lloval, que los fangos provenientes de las plantas potabilizadoras de agua se pueden incorporar exitosamente a la fabricación de cemento. Además, se ha podido comprobar su potencial en la industria cerámica como materia prima para la producción de termoarcilla y ladrillos no vistos. El estudio lo ha elaborado Nordvert, la empresa de Sorigué especializada en gestión de residuos, a partir del análisis de muestras de fangos de dos Estaciones de Tratamiento de Agua Potable (ETAP) de Catalunya: Cardedeu y Abrera.
 
En el proceso de potabilización del agua, las partículas en suspensión precipitan y se acumulan en los fondos de los decantadores. Así, se forma un fango que pasa a ser espesado y deshidratado para aumentar su concentración. De este fango deshidratado, conocido como “lodo de clarificación del agua”, se generan unas 20.000 toneladas por año en Catalunya, de las cuales la empresa Nordvert gestiona el 80%.
 
¿Cómo dar valor a estos fangos en un ciclo de economía circular rentable para la industria que no afecte el medioambiente? La respuesta a esta pregunta la encontraron los investigadores en su composición química. Gracias a sus altas concentraciones de óxido de aluminio y óxido de silicio,  pueden sustituir a materias primas que se utilizan en la industria cementera y cerámica con notables resultados.
 
Elaboración de clínker y ladrillos
 
Añadidos al resto de materias primas antes de entrar en el horno, los fangos aportan calcio, hierro, silicio o aluminio, elementos necesarios para la fabricación de clínker, componente principal del cemento. Al comparar la calidad del producto, antes y después de la incorporación de los lodos, se ha podido demostrar su estabilidad, de modo que la valorización del fango en la industria cementera es un proceso viable y positivo
Otro potencial interesante se presenta en la industria cerámica. Con el apoyo del Instituto de Tecnología Cerámica (ITC) de Castellón la investigación determinó que el fango de potabilizadora podría utilizarse en la fabricación de termoarcilla y ladrillos no vistos. El producto resultante presenta una mayor porosidad y ligereza y posiblemente mejora sus propiedades de aislamiento térmico y acústico. Sin embargo, esta evaluación aún tiene que establecerse en una fabricación a mayor escala para entregar resultados concluyentes.
 
Repercusión ambiental y económica
 
En todas las etapas del reciclaje y aprovechamiento de los fangos se han podido constatar impactos positivos a nivel medioambiental y económico. Los productores o gestores de agua potable pueden mejorar sus procedimientos sin necesidad de buscar nuevos emplazamientos y sin aumentar costes globales.
 
Las empresas que gestionan los fangos disponen de una vía alternativa de disposición final, incentivando su valorización en la industria del cemento. Finalmente, la industria cementera puede hacer uso de materias primas alternativas reduciendo el uso de recursos no renovables, la explotación de canteras y las emisiones de polvo y ruido durante su explotación. Además, por su composición química, el fango de potabilizadora no afecta la calidad del producto final, no supone aumento de emisiones atmosféricas ni incide en la salud de los trabajadores. 
 
Incluida en la Convocatoria 2019 de la Agencia de Residuos de Catalunya sobre proyectos que fomentan la Economía Circular con el apoyo de Acció, este estudio ha permitido vincular tres áreas de negocio de Sorigué: la gestión del ciclo del agua, la valorización de residuos y la construcción. Un impacto altamente positivo que puede repercutir en toda la cadena de producción, transformando un residuo en un producto de valor.